¿Alguna vez has pensado que ser doula se trata simplemente de estar presente en el gran momento: el nacimiento? Es cierto que nos presentamos cuando comienza el parto y permanecemos a tu lado durante esos momentos intensos. Pero, ¿y si te dijera que la verdadera magia suele ocurrir después del nacimiento? Cuando la emoción por la llegada del bebé se desvanece y la realidad de la paternidad realmente se impone, es cuando el apoyo se vuelve aún más crucial.
Para algunas familias, ser doula no se trata solo del nacimiento: se trata de estar allí después, cuando la novedad de la paternidad comienza a resultar abrumadora y todo parece un poco menos glamoroso que en los libros sobre bebés.
Hace unas semanas, tuve el privilegio de apoyar a una hermosa mamá durante su viaje posparto. Si bien tenía un sólido sistema de apoyo, necesitaba que alguien la guiara a través de los detalles de adaptarse a la vida con un recién nacido. Y déjame decirte que ahí es donde realmente brilló mi papel como doula.
Esta mamá no necesariamente me necesitaba en su nacimiento, pero necesitaba que alguien apareciera después. Necesitaba ayuda para instalar el asiento de seguridad de su bebé, descubrir cómo solicitar el certificado de nacimiento, obtener información sobre la lactancia materna e incluso encontrar una cuna. Puede que parezcan cosas pequeñas, pero cuando eres un padre primerizo que intenta equilibrar todo mientras navegas por la falta de sueño y las necesidades constantes de un recién nacido, estas pequeñas tareas pueden abrumarte fácilmente.
Entonces, me presenté. Yo estaba allí no solo para brindarle la información que necesitaba, sino también para ser la persona que la escuchaba y la tranquilizaba.
No necesitaba estar en el parto para ayudar. No necesitaba estar presente cuando comenzó el parto para que esta familia se sintiera apoyada. Lo que realmente importa es presentarse cuando más importa: durante los momentos en que los nuevos padres se están adaptando a su nuevo rol, se sienten inseguros o abrumados y solo necesitan una mano que los guíe.
Y aquí está la cuestión: ser invitado a la vida de alguien durante este momento especial es un honor. Cuando las familias me ven no solo como una doula sino como una parte honoraria de su familia, me recuerdan por qué hago este trabajo. Se trata de construir relaciones y apoyarnos mutuamente, incluso cuando el nacimiento ya ha quedado atrás.
Es el poder de la comunidad y es lo que marca una gran diferencia para los nuevos padres. Ser esa persona que ayuda a encontrar recursos, dar consejos o simplemente ofrecer el apoyo emocional muy necesario es lo que hace que mi trabajo como doula sea increíble.
Entonces, si usted es un padre primerizo y se siente abrumado, sepa que está bien pedir apoyo, ya sea durante o después del parto. El período posparto es igualmente importante y tener a alguien en quien apoyarse (¡una doula posparto!) hace toda la diferencia del mundo. Ahí es donde entra en juego Haven Place Doulas. Ya sea que necesite apoyo emocional, orientación sobre el cuidado del recién nacido o ayuda para encontrar recursos, estamos aquí para ayudarlo, ofreciéndole apoyo en cada etapa de su viaje.
Desde el nacimiento hasta los primeros días, semanas y más allá, estamos aquí para guiarlo a través de esas grandes transiciones. Aprovechemos al máximo este tiempo hermoso, loco y que cambia la vida juntos.
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